sábado, 7 de enero de 2017

A casi un año de preguntarme "¿y ahora?" me siento a escribir otra vez.
En ese momento, en esa situación, no encontré otra respuesta que no sea "y ahora nada".
En este momento, en esta situación, no encuentro otra respuesta que no sea "y ahora todo".
"Guau, que profundo Aylén, te felicito" y la verdad, es que no sé si quiero ser profunda, no sé si quiero usar "palabras difíciles" cuando el sentimiento es tan simple, cuando lo que siento por fin no tiene nada de complejidad, donde todo lo que me pasa es claro, es lo mejor que me pasó en un montón de tiempo.
Aprendí que no hay dificultad de identificar lo que sentís, cuando lo que sentís es amor.
Pero no quiero generalizar, porque estoy acá para escribir sobre mí. 
(Sobre nosotros, mi amor)
Aprendí a identificarlo, aprendí a diferenciarlo de los otros "amores" que sentí alguna vez. 
Y la diferencia que encuentro es, que lo que siento ahora, nadie nunca fue capaz de provocarlo, nadie nunca fue digno de merecerlo. Y con eso no estoy siendo vanidosa de mi propio amor, sino que, un amor así, solo él pudo causarlo. 
Él. 
El amor de mis días, el amor de mis noches. El amor de mi vida.
Con quien elegí compartir mis felicidades, mis tristezas, mis deseos, mis anhelos, mis miedos, mis fortalezas.
A quien elegiría mil veces más. (y con mil me quedo corta)
Y es que me basta mirarlo, para encontrar paz. 
Y es que me basta besarlo, para encontrar felicidad.
Y es que me basta tocarlo, para sentirme a salvo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario